Brian Rajdl nada en el mayor lago subterráneo del mundo descubierto hasta ahora, situado al norte de Namibia. El lago se halla oculto bajo el desierto del Kalahari, en la cueva Dragon's Breath, a 60 metros de profundidad. Nadar en este embalse natural de agua cristalina es un lujo en Namibia, el país que a veces no ve llover en 7 años seguidos.
Aunque cada año son más escasos los días con estas condiciones, hacer fotos en la noche con una buena base de polvo seco es uno de los placeres que más disfrutamos. Alex traza el giro perfecto. Con él, amigo y cómplice, todo fluye. Tres flashes congelan un instante que es solo para nosotros mismos.
Esperamos al día en que se reunieran las condiciones para la foto que imaginábamos. El descenso de esta mágica cascada mientras la nieve caía y el bosque se transformaba en el decorado soñado, con los árboles blancos enmarcando la acción. Llegar al lugar ya era un reto, pero salir de él, aún más. Una coreografía entre naturaleza, acción y paciencia.
Estudiamos juntos la montaña. Decidimos que la línea debía seguir el filo entre la luz y la sombra, y que al llegar a la cornisa esculpida por el viento, el salto completaría la imagen soñada. Precisión, confianza y técnica al servicio de una visión compartida entre rider y fotógrafo.
Colgarse de un piolet en las profundidades de una cueva de hielo islandesa es como suspenderse en el corazón mismo de la esencia del viaje: un viaje a lo desconocido, donde belleza y desafío se mezclan. Cada golpe de piolet es una metáfora del valor que se necesita para explorar más allá de lo conocido, confiando en la fuerza del momento para mantenerte firme.
Un cauce roto se hunde en una grieta oscura. Una esfera gigante bloquea la entrada, como guardiana. Un barranquista desciende, pequeño ante la roca. Arriba y abajo, solo sombras. La tierra parece abrirse hacia lo desconocido, y el silencio lo envuelve todo.
Escalada nocturna en el sector de la Cueva del Bunker. Un sector con muchas vías para practicar la escalada, y con unas vistas espectaculares tanto de día como de noche. En esta ocasión decidí inmortalizar a mi amigo Carlos, justo cuando el centro galáctico de la vía láctea se encontraba detrás de él.