Una rata marrón está sentada en el suelo de mi sótano, no se ha movido, así que me retiro en silencio a mi apartamento, cojo mi equipo fotográfico y vuelvo al sótano. Ahora la rata ya no está, pero preparo mi equipo y conecto la cámara a mi teléfono para esconderme detrás de una esquina y poder dispararla a distancia. ¡Al cabo de un rato la rata vuelve a aparecer!
Hormigas cortadoras de hojas (Atta sp.) trabajando durante la noche en la Reserva de Tambopata, en la Amazonia peruana, cerca de Puerto de Maldonado. Me llamó mucho la atención la actividad nocturna de esta especie. Debido al estado protegido de la reserva y su ubicación aislada, es uno de los lugares del mundo con mayor biodiversidad. Utilicé un flash Godox V1 con un gran difusor casero para evitar brillos.
En una tarde tormentosa tras un día de lluvia, caminé hasta el extremo oriental de la isla con la marea baja. Al salir el sol, vi una foca común (Phoca vitulina) descansando en un banco de arena, su rutina diaria tras una exitosa cacería en marea alta. Con la luz dorada, me acerqué en silencio y la observé plácidamente.
Un día paseaba por el sendero de un parque cercano y vi un tocón hueco de medio metro de diámetro rodeado de árboles jóvenes. Metí la cámara en el tocón con la esperanza de fotografiar a los pájaros que lo sobrevolaban (Fringillidae). Tuve que volver una y otra vez al lugar que había hallado. Para captar el momento que se ilustra, he pasado un montón de horas observando a los pájaros.
Estas vacaciones de invierno, mi padre me llevó a la meseta tibetana de Qinghai para fotografiar animales salvajes. Fue mi compañero de trabajo y mi mentor. Me enseñó a encontrar la cabra azul del Himalaya o baral (Pseudois nayaur). Los barales son muy cautelosos y no se dejan ver facilmente. Observan todo a su alrededor con mucha atención.
Los neurópteros son unos bellos insectos que aparecen en primavera, una mezcla entre libélula y mariposa. Son cazadores muy inquietos y difíciles de fotografiar, sólo al amanecer o al atardecer permiten acercarse a ellos, justo cuando disminuye la temperatura ambiente que les impide volar, entonces repliegan sus alas. Se trata de Libelloides baeticus, un endemismo de la Península Ibérica.